Por Carlos Padilla González, periodista Liga Internacional IFL.

Y un día, después de varios meses llenos de incertidumbres, volvimos a nuestras queridas canchas de Noviciado. Un día, después de mucho tiempo, volvimos a ver a nuestros amigos, volvimos a correr, volvimos a festejar una victoria, volvimos a sufrir una derrota. Y es que para muchos es simplemente ver a 22 individuos detrás de un balón, pero los que entendemos y amamos este deporte, sabemos que es mucho más que eso, y sobre todo en estos tiempos.

Después de tanto desentendimiento, volvimos, y sí, no de la misma forma. Nuestras familias, hijos e hijas, esposas ni nadie nos pudo acompañar. Por esta vez, éramos solo nosotros con el fin de mantener el bienestar de los que más queremos, y así seguirá siendo por un tiempo, esperando que pronto estemos todos juntos al fin, como siempre ha sido.

Sin embargo, en cierto modo, las ansias de volver eran más grandes. Ganes o pierdas querías estar ahí y no ausentarte en el retorno, y por más que la primera jornada fueran amistosos, era la oportunidad de jugarse la vida, dejarlo todo después de mucho tiempo, y aunque el cansancio te quitara el aire, te sintieras más vivo que nunca. Esta pandemia nos quitó mucho, es verdad, pero nunca nos quitó las ganas de volver a jugar y eso no tiene explicación.

No hay argumento para decir por qué la necesidad de estar parado en la cancha y darlo todo por la camiseta, por ese amateurismo único que hay en ligas como la nuestra en donde el amor por los colores te deja cegado ante el resto. Solo queríamos estar ahí, y por más lejano que se podría haber visto en un momento, se logró, y volvimos con todo, más fuertes que nunca. Ahora solo hay ganas de que la jornada dominical llegue luego y que no acaben nunca, o por lo menos que dure lo suficiente para recuperar el tiempo perdido.

Extrañábamos todo, a nuestros compañeros, amigos, rivales, turnos y organizadores. Extrañábamos increíblemente todo, incluso, irónicamente, extrañábamos hasta las discusiones con los árbitros. También extrañábamos levantarnos temprano un domingo, llevarnos la sensación de ganar y no decaer, como también la de perder y superarse. Extrañábamos todo porque bien sabemos que este deporte nos despeja, nos desestresa, nos hace olvidar que el mundo se cae a pedazos y lo más importante son esos minutos que estamos corriendo, batallando y luchando. Sin duda, extrañábamos nuestra Liga Internacional.

Pero sobre todo a ti. Cómo te extrañábamos querido y entrañable amigo fútbol.